domingo, 12 de julio de 2009


Gritó su nombre, y él enderezó su cuerpo de nuevo hacia la entrada. Allá estaban los dos juntos de nuevo, deseando que la vida comience, transcurra y termine, en esos treinta segundos tan lindos. Con palabras muy sinceras, ambos se dijeron la verdad, y no la que sale solo para rellenar. Se abrazaron, y derramaron lágrimas en los hombros del otro. Por qué con el amor mutuo que se tuvieron, ese tenía que ser su último beso.
Qué cosa rara, la indecisión de uno, mancha al otro, y lo peor de todo: esa duda no se sabe cuanto durará. Idas y vueltas no habrá mas, por lo menos hasta que él se de cuenta de que perdió al amor de su vida.

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